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- Dieses Thema hat 19 Antworten sowie 5 Teilnehmer und wurde zuletzt vor vor 15 Jahren, 1 Monat von uli aktualisiert.
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8. September 2009 um 19:18 Uhr #717387rollidoTeilnehmer
Mal wieder ein Text zum Übersetzen 😉
El ramo azulVon OCTAVIO PAZ
Quelle: überall im NetzO.Paz
Poeta Mexicano, Premio Nobel,
1914-1998El ramo azul
Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié el agua de la jarra en la palangana de peltre y humedecí la toalla. Me froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo entrecerrado. Con voz ronca me preguntó:
-¿Dónde va señor?
-A dar una vuelta. Hace mucho calor.
-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.
Alcé los hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada. Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.
Caminé largo rato, despacio. Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me pronunciaban con tanta felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar la calle, sentí que alguien se desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el paso. Unos instantes percibí unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme, aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me detuve en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un cuchillo en mi espalda y una voz dulce:
-No se mueva , señor, o se lo entierro.
Sin volver la cara pregunte:
-¿Qué quieres?
-Sus ojos señor –contestó la voz suave, casi apenada.
-¿Mis ojos? ¿Para qué te servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es mucho, pero es algo. Te daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme.
-No tenga miedo señor. No lo mataré. Nada más voy a sacarle los ojos.
-Pero, ¿para qué quieres mis ojos?
-Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los tengan.
-Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos.
-Ay, señor no quiera engañarme. Bien sé que los tiene azules.
-No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te daré otra cosa.
-No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Dé la vuelta.
Me volví. Era pequeño y frágil. El sombrero de palma la cubría medio rostro. Sostenía con el brazo derecho un machete de campo, que brillaba con la luz de la luna.
-Alúmbrese la cara.
Encendí y me acerqué la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. El apartó mis párpados con mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me contempló intensamente.
La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante silencioso.
-¿Ya te convenciste? No los tengo azules.
-¡Ah, qué mañoso es usted! –respondió- A ver, encienda otra vez.
Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos. Tirándome de la manga, me ordenó.
-Arrodíllese.
Mi hinqué. Con una mano me cogió por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se inclinó sobre mí, curioso y tenso, mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis párpados. Cerré los ojos.
-Ábralos bien –ordenó.
Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de improviso.
-Pues no son azules, señor. Dispense.
Y despareció. Me acodé junto al muro, con la cabeza entre las manos. Luego me incorporé. A tropezones, cayendo y levantándome, corrí durante una hora por el pueblo desierto. Cuando llegué a la plaza, vi al dueño del mesón, sentado aún frente a la puerta.
Entré sin decir palabra.
Al día siguiente huí de aquel pueblo.
8. September 2009 um 21:25 Uhr #761258ursulaTeilnehmerNette Geschichte – Danke Rolli , aber nicht einfach 😕
Von OCTAVIO PAZ
Quelle: überall im NetzO.Paz
Poeta Mexicano, Premio Nobel,
1914-1998El ramo azul
Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor caliente.
Der blaue Strauß
Ich erwachte, schweiß gebadet. Aus der Wohnung mit den roten Backsteinen, gerade erst bewässert, stieg ein warmer Dunst/Dampf auf.9. September 2009 um 07:57 Uhr #761259AnonymInaktiv@Ursula: Hier steht „piso“ nicht als Wohnung, sondern als Boden/Fußboden (du kennst sicher das Verb pisar)
Saludos
cuya9. September 2009 um 08:11 Uhr #761260ursulaTeilnehmer😆 – macht mehr Sinn
danke9. September 2009 um 08:24 Uhr #761261AnonymInaktivso genau wollte ich es nicht sagen(man weiss ja nie, andere Ländern…)..aber das stimmt 😆
9. September 2009 um 08:48 Uhr #761262la-lianaTeilnehmerDie Geschichte ist wirklich nicht einfach zu übersetzen.
Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco amarillento.
Ein Schmetterling mit grauen Flügeln, angezogen vom gelblichen Licht, flatterte herum.9. September 2009 um 10:37 Uhr #761263uliTeilnehmernette Geschichte rolli!
Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié el agua de la jarra en la palangana de peltre y humedecí la toalla.
Ich sprang von der Hängematte und barfuss durchquerte ich vorsichtig das Zimmer, um auf keinen Skorpion zu treten, der vllt. aus seinem Versteck entwichen ist, um frische Luft zu schnappen.
Ich näherte dem Fensterchen und atmete die Landluft ein. Man hÖrte den Atem der Nacht, enorm, feminin. Ich ging zurück in die Mitte des Zimmers, leerte das Wasser aus dem Krug in das Zinnbecken und befeuchtete das Handtuch.10. September 2009 um 10:42 Uhr #761264rollidoTeilnehmerMe froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo entrecerrado.
Ich rieb mir den Körper und die Beine mit dem nassen Lappen ab, trocknete mich ein wenig, und nachdem ich mich vergewisserte, dass kein Ungeziefer in den Falten meiner Kleidung versteckt war, zog ich mir die Kleidung und Schuhe an.
Ich sprang die grün gestrichene Treppe hinunter. An der Tür des Gasthauses traf ich auf den Besitzer, ein einäugiges(r) und hinterlistiges(r) Wesen./Mann, der mit halbgeschlossenen Augen auf einem Korbstuhl sass und rauchte.10. September 2009 um 12:59 Uhr #761265la-lianaTeilnehmerCon voz ronca me preguntó:
-¿Dónde va señor?
-A dar una vuelta. Hace mucho calor.
-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.
Alcé los hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada.
Mit rauer Stimme fragte er mich:
-Wohin gehen Sie mein Herr?-
-Einen Rundgang machen, Es ist sehr heiß.-
-Hm, es ist schon alles geschlossen und es gibt keine Beleuchtung hier. Es wäre besser, wenn Sie hier bleiben.-
Ich zuckte mit den Schultern, murmelte –komme gleich wieder zurück- und begab mich in die Dunkelheit. Am Anfang sah ich gar nichts.11. September 2009 um 07:56 Uhr #761266rollidoTeilnehmerCaminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos
Ich tastete mich der gepflasterten Strasse entlang. Ich zündete mir eine Zigarette an. Auf einmal kam der Mond hinter einer dunklen Wolke hervor und beleuchtete eine weisse Mauer, die stellenweise schon verfallen war. Ich hielt an angesichts von soviel Helligkeit. Ein leichter Wind wehte. Ich atmete den Tamarindenduft ein. Die Nacht erzitterte vor lauter Blättern und Insekten. Die Grillen nächtigten in den hohen Gräsern. Ich hob den Kopf: oben hatten auch die Sterne ihren Lagerplatz eingenommen. Ich dachte bei mir dass das Universum ein riesiges System von Zeichen sein muss, ein Gespräch zwischen riesigen Wesen.
11. September 2009 um 09:02 Uhr #761267uliTeilnehmerMis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.
Meine Handlungsweise/Handlungen, das Zirpen der Grille, das Flimmern des Sterns waren nur Pausen und Silben, diffuse/verstreute Sätze jenes Dialogs. Wie mochte wohl das Wort heissen, dessen eine der Silben ich war? (—>hört sich nicht gut an 😕 )
Wer sagt dieses Wort und zu wem sagt er es? Ich warf die Zigarette auf/über den Hocker. Beim Fallen beschrieb sie eine strahlende/helle Kurve, kleine/kurze Funken sprühend, wie ein winziger Komet.11. September 2009 um 22:48 Uhr #761257la-lianaTeilnehmerUli, was hälst du davon?
Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice?
Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.banqueta ist hier der Bürgersteig.
Meine Aktivitäten, das Zirpen der Grille, das Flimmern des Sterns waren nichts außer Pausen und Silben, verwehte Sätze jenes Dialogs. Wie mochte wohl das Wort heißen, von dem ich eine Silbe war? Wer sagt dieses Wort und zu wem sagt er es?
Ich warf die Zigarette auf den Bürgersteig. Als sie fiel, nahm ich einen hellen Bogen wahr, der Funken sprühte, wie bei einem winzigen Komet.Den Rest der Geschichte habe ich jetzt mal zusammengefügt. Auf diese Weise ist die weitere Übersetzung einfacher.
El ramo azul
Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié el agua de la jarra en la palangana de peltre y humedecí la toalla. Me froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo entrecerrado. Con voz ronca me preguntó:
-¿Dónde va señor?
-A dar una vuelta. Hace mucho calor.
-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.
Alcé los hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada. Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos.
Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.Der blaue Strauß
Ich erwachte, schweiß gebadet. Aus dem Boden mit den roten Backsteinen, gerade erst bewässert, stieg ein warmer Dunst/Dampf auf. Ein Schmetterling mit grauen Flügeln, angezogen vom gelblichen Licht, flatterte herum. Ich sprang von der Hängematte und barfuss durchquerte ich vorsichtig das Zimmer, um auf keinen Skorpion zu treten, der vllt. aus seinem Versteck entwichen ist, um frische Luft zu schnappen.
Ich näherte mich dem Fensterchen und atmete die Landluft ein. Man hörte den Atem der Nacht, enorm, feminin. Ich ging zurück in die Mitte des Zimmers, leerte das Wasser aus dem Krug in das Zinnbecken und befeuchtete das Handtuch. Ich rieb mir den Körper und die Beine mit dem nassen Lappen ab, trocknete mich ein wenig, und nachdem vergewisserte ich mich, dass kein Ungeziefer in den Falten meiner Kleidung versteckt war, zog ich mir die Kleidung und Schuhe an.
Ich sprang die grün gestrichene Treppe hinunter. An der Tür des Gasthauses traf ich auf den Besitzer, ein einäugiges(r) und hinterlistiges(r) Wesen./Mann, der mit halbgeschlossenen Augen auf einem Korbstuhl saß und rauchte. Mit rauer Stimme fragte er mich:
– Wohin gehen Sie mein Herr? –
-Einen Rundgang machen, Es ist sehr heiß. –
– Hm, es ist schon alles geschlossen und es gibt keine Beleuchtung hier. Es wäre besser, wenn Sie hier bleiben. –
Ich zuckte mit den Schultern, murmelte –komme gleich wieder zurück- und begab mich in die Dunkelheit. Am Anfang sah ich gar nichts. Ich tastete mich entlang der gepflasterten Strasse. Ich zündete mir eine Zigarette an. Auf einmal kam der Mond hinter einer dunklen Wolke hervor und beleuchtete eine weisse Mauer, die stellenweise schon verfallen war. Ich hielt an angesichts von soviel Helligkeit. Ein leichter Wind wehte. Ich atmete den Tamarindenduft ein. Die Nacht erzitterte vor lauter Blättern und Insekten. Die Grillen nächtigten in den hohen Gräsern. Ich hob den Kopf: oben hatten auch die Sterne ihren Lagerplatz eingenommen. Ich dachte bei mir dass das Universum ein riesiges System von Zeichen sein muss, ein Gespräch zwischen riesigen Wesen. Meine Handlungsweise/Handlungen, das Zirpen der Grille, das Flimmern des Sterns waren nur Pausen und Silben, diffuse/verstreute Sätze jenes Dialogs. Wie mochte wohl das Wort heißen, dessen eine der Silben ich war? (—>hört sich nicht gut an )
Wer sagt dieses Wort und zu wem sagt er es? Ich warf die Zigarette auf den Bürgersteig. Beim Fallen beschrieb sie eine strahlende/helle Kurve, kleine/kurze Funken sprühend, wie ein winziger Komet.12. September 2009 um 06:28 Uhr #761268rollidoTeilnehmerCaminé largo rato, despacio. Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me pronunciaban con tanta felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar la calle, sentí que alguien se desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el paso. Unos instantes percibí unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme, aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me detuve en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un cuchillo en mi espalda y una voz dulce:
-No se mueva , señor, o se lo entierro.
Sin volver la cara pregunte:
-¿Qué quieres?
-Sus ojos señor –contestó la voz suave, casi apenada.
Ich ging lange und langsam. Ich fühlte mich frei und sicher zwischen den Lippen, die in diesem Moment meinen Namen mit soviel Glückseligkeit aussprachen. Die Nacht war ein Garten aus Augen. Als ich die Strasse überquerte, spürte ich, dass sich jemand von einer Haustür aus wegbewegte. Ich drehte mich um, konnte aber nichts erkennen. Ich legte einen Schritt zu/beschleunigte den Schritt. Einige Momente lang nahm ich Schritte wahr auf dem warmen Strassenpflaster. Ich wollte mich nicht umdrehen, obwohl ich spürte, dass der Schatten immer näher kam. Ich versuchte zu laufen, konnte es aber nicht. Ich blieb unvermittelt starr stehen. Bevor ich mich wehren konnte/hätte wehren können, spürte ich die Spitze eines Messer im Rücken und eine sanfte Stimme:
-Bewegen Sie sich nicht, oder ich steche zu.
Ohne den Kopf zu bewegen fragte ich:
„Was willst Du?“
„Ihre Augen, Sr.“, antwortete die sanfte Stimme, fast bedauernd.12. September 2009 um 09:52 Uhr #761269uliTeilnehmer@la-liana wrote:
Uli, was hälst du davon?
Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice?
Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.banqueta ist hier der Bürgersteig.
Ohhhh! Danke! — das wusste ich nicht, das mit dem Hocker kam mir schon etwas komisch vor… 😆Meine Aktivitäten, das Zirpen der Grille, das Flimmern des Sterns waren nichts außer Pausen und Silben, verwehte Sätze jenes Dialogs. Wie mochte wohl das Wort heißen, von dem ich eine Silbe war? Wer sagt dieses Wort und zu wem sagt er es?
Ich warf die Zigarette auf den Bürgersteig. Als sie fiel, nahm ich einen hellen Bogen wahr, der Funken sprühte, wie bei einem winzigen Komet.Deine Vorschläge hören sich auf jeden Fall besser an!!!
Den Rest der Geschichte habe ich jetzt mal zusammengefügt. Auf diese Weise ist die weitere Übersetzung einfacher.
Gute Idee! 😉
12. September 2009 um 17:24 Uhr #761270la-lianaTeilnehmer-Pero, ¿para qué quieres mis ojos?
-Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los tengan.
-Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos.
-Ay, señor no quiera engañarme. Bien sé que los tiene azules.
-No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te daré otra cosa.
-No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Dé la vuelta.– Meine Augen? – Wozu werden sie dir nützlich sein? Schau mal,…. ich habe hier ein bisschen Geld. Es ist nicht viel. Ich gebe dir alles, was ich besitze, wenn du mich gehen lässt. Du wirst/solltest mich nicht töten.
– Sie brauchen keine Angst zu haben, mein Herr. Ich werde Sie nicht töten. Ich werde Ihnen nur die Augen herausnehmen.
– Aber für was willst du meine Augen?
– Es ist ein Einfall meiner Braut. Sie möchte einen Strauß mit blauen Augen und hier in der Gegend gibt es wenige, die sie haben.
– Meine Augen nützen dir nichts. Sie sind nicht Blau sondern Gelb.
– Eh mein Herr, Sie wollen mich doch nicht hereinlegen. Ich weiß genau, dass du Blaue hast.
– Einem Christen nimmt man die Augen nicht auf diese Weise heraus. Ich werde dir etwas anderes geben.
– Zieren Sie sich doch nicht so, sagte er mit Härte zu mir. Gib sie her.12. September 2009 um 19:38 Uhr #761271rollidoTeilnehmer(Gib sie her) ❓ 🙄 .Dé la vuelta – Drehen Sie sich um! ❗ 😀
Me volví. Era pequeño y frágil. El sombrero de palma la cubría medio rostro. Sostenía con el brazo derecho un machete de campo, que brillaba con la luz de la luna.
-Alúmbrese la cara.
Encendí y me acerqué la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. El apartó mis párpados con mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me contempló intensamente.
La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante silencioso.
-¿Ya te convenciste? No los tengo azules.
-¡Ah, qué mañoso es usted! –respondió- A ver, encienda otra vez.
Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos. Tirándome de la manga, me ordenó.
-Arrodíllese.
Ich drehte mich um. Er war klein und zart. Der Palmenstrohhut bedeckte das halbe Gesicht. Im rechten Arm hielt er ein Buschmesser, das durch das Mondlicht blitzte.
„Beleuchten Sie das Gesicht!“Ich entzündete (hier fehlt im span. Text das Wort „fosforo“ stelle ich grad fest) ein Streichholz und hielt die Flamme ans Gesicht. Der Schein liess mich die Augen zukneifen. Mit fester Hand weitete er meine Augenlider. Er konnte nicht genau sehen/es nicht gut sehen. Er stellte sich auf die Zehenspitzen und betrachtete mich intensiv. Die Flamme verbrannte mir die Finger. Ich warf sie weg/das Streichholz weg.
Einen Augenblick verharrte er in Schweigen.
„Hab ich dich überzeugt? Sie sind nicht blau“
„Ah, wie geschickt/hinterlistig Sie doch sind“, antwortete er, „ Mal schauen, zünden sie noch eines an.“
Ich enzündete ein weiteres Streichholz und näherte es meinen Augen. Er zog mich am Ärmel und befahl:
„Knien Sie nieder!“12. September 2009 um 22:32 Uhr #761272la-lianaTeilnehmer(Gib sie her) ❓ 🙄 .Dé la vuelta – Drehen Sie sich um! ❗ 😀
Gepasst hätte es ja und dar la vuelta übersetzt Pons auch mit herausgeben.
Gut, man sollte die Geschichte erst ein Stück weiter lesen. 😀Mit fester Hand weitete er meine Augenlider.
con mano firme > mit ruhiger/sicherer Hand
13. September 2009 um 12:10 Uhr #761273uliTeilnehmerMi hinqué. Con una mano me cogió por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se inclinó sobre mí, curioso y tenso, mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis párpados. Cerré los ojos.
-Ábralos bien –ordenó.
Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de improviso.
-Pues no son azules, señor. Dispense.
Ich kniete nieder. Mit einer Hand nahm er mich beim Haar und zog meinen Kopf nach hinten. Er beugte sich über mich, neugierig und bedrohlich/angespannt, während er das Hackmesser/die Machete langsam nach unten gleiten liess bis es meine Lider berührte. Ich schloss die Augen.
Öffnen Sie sie!, befahl er.
Ich öffnete die Augen. Die kleine Flamme versengte meine Wimpern. Ich machte mich los/ ich befreite mich.
– Nun, die sind nicht blau, mein Herr. Entschuldigen Sie.
13. September 2009 um 13:57 Uhr #761274la-lianaTeilnehmerEl ramo azul
Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié el agua de la jarra en la palangana de peltre y humedecí la toalla. Me froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo entrecerrado. Con voz ronca me preguntó:
-¿Dónde va señor?
-A dar una vuelta. Hace mucho calor.
-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.
Alcé los hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada. Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.
Caminé largo rato, despacio. Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me pronunciaban con tanta felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar la calle, sentí que alguien se desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el paso. Unos instantes percibí unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme, aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me detuve en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un cuchillo en mi espalda y una voz dulce:
-No se mueva , señor, o se lo entierro.
Sin volver la cara pregunte:
-¿Qué quieres?
-Sus ojos señor –contestó la voz suave, casi apenada.
-¿Mis ojos? ¿Para qué te servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es mucho, pero es algo. Te daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme.
-No tenga miedo señor. No lo mataré. Nada más voy a sacarle los ojos.
-Pero, ¿para qué quieres mis ojos?
-Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los tengan.
-Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos.
-Ay, señor no quiera engañarme. Bien sé que los tiene azules.
-No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te daré otra cosa.
-No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Dé la vuelta.
Me volví. Era pequeño y frágil. El sombrero de palma la cubría medio rostro. Sostenía con el brazo derecho un machete de campo, que brillaba con la luz de la luna.
-Alúmbrese la cara.
Encendí y me acerqué la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. El apartó mis párpados con mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me contempló intensamente.
La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante silencioso.
-¿Ya te convenciste? No los tengo azules.
-¡Ah, qué mañoso es usted! –respondió- A ver, encienda otra vez.
Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos. Tirándome de la manga, me ordenó.
-Arrodíllese.
Mi hinqué. Con una mano me cogió por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se inclinó sobre mí, curioso y tenso, mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis párpados. Cerré los ojos.
-Ábralos bien –ordenó.
Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de improviso.
-Pues no son azules, señor. Dispense.
Y despareció. Me acodé junto al muro, con la cabeza entre las manos. Luego me incorporé. A tropezones, cayendo y levantándome, corrí durante una hora por el pueblo desierto. Cuando llegué a la plaza, vi al dueño del mesón, sentado aún frente a la puerta.
Entré sin decir palabra.
Al día siguiente huí de aquel pueblo.
Der blaue Strauß
Ich erwachte, schweiß gebadet. Aus dem Boden mit den roten Backsteinen, gerade erst bewässert, stieg ein warmer Dunst/Dampf auf. Ein Schmetterling mit grauen Flügeln, angezogen vom gelblichen Licht, flatterte herum. Ich sprang von der Hängematte und barfuss durchquerte ich vorsichtig das Zimmer, um auf keinen Skorpion zu treten, der vllt. aus seinem Versteck entwichen ist, um frische Luft zu schnappen.
Ich näherte mich dem Fensterchen und atmete die Landluft ein. Man hörte den Atem der Nacht, enorm, feminin. Ich ging zurück in die Mitte des Zimmers, leerte das Wasser aus dem Krug in das Zinnbecken und befeuchtete das Handtuch. Ich rieb mir den Körper und die Beine mit dem nassen Lappen ab, trocknete mich ein wenig, und nachdem vergewisserte ich mich, dass kein Ungeziefer in den Falten meiner Kleidung versteckt war, zog ich mir die Kleidung und Schuhe an.
Ich sprang die grün gestrichene Treppe hinunter. An der Tür des Gasthauses traf ich auf den Besitzer, ein einäugiges(r) und hinterlistiges(r) Wesen./Mann, der mit halbgeschlossenen Augen auf einem Korbstuhl saß und rauchte. Mit rauer Stimme fragte er mich:– Wohin gehen Sie mein Herr? –
-Einen Rundgang machen, Es ist sehr heiß. –
– Hm, es ist schon alles geschlossen und es gibt keine Beleuchtung hier. Es wäre besser, wenn Sie hier bleiben. –Ich zuckte mit den Schultern, murmelte –komme gleich wieder zurück- und begab mich in die Dunkelheit. Am Anfang sah ich gar nichts. Ich tastete mich entlang der gepflasterten Strasse. Ich zündete mir eine Zigarette an. Auf einmal kam der Mond hinter einer dunklen Wolke hervor und beleuchtete eine weisse Mauer, die stellenweise schon verfallen war. Ich hielt an angesichts von soviel Helligkeit. Ein leichter Wind wehte. Ich atmete den Tamarindenduft ein. Die Nacht erzitterte vor lauter Blättern und Insekten. Die Grillen nächtigten in den hohen Gräsern. Ich hob den Kopf: oben hatten auch die Sterne ihren Lagerplatz eingenommen. Ich dachte bei mir dass das Universum ein riesiges System von Zeichen sein muss, ein Gespräch zwischen riesigen Wesen.
Meine Aktivitäten, das Zirpen der Grille, das Flimmern des Sterns waren nichts außer Pausen und Silben, verwehte Sätze jenes Dialogs. Wie mochte wohl das Wort heißen, von dem ich eine Silbe war? Wer sagt dieses Wort und zu wem sagt er es?
Ich warf die Zigarette auf den Bürgersteig. Als sie fiel, nahm ich einen hellen Bogen wahr, der Funken sprühte, wie bei einem winzigen Komet.
Ich ging lange und langsam. Ich fühlte mich frei und sicher zwischen den Lippen, die in diesem Moment meinen Namen mit soviel Glückseligkeit aussprachen. Die Nacht war ein Garten aus Augen. Als ich die Strasse überquerte, spürte ich, dass sich jemand von einer Haustür aus wegbewegte. Ich drehte mich um, konnte aber nichts erkennen. Ich legte einen Schritt zu/beschleunigte den Schritt. Einige Momente lang nahm ich Schritte wahr auf dem warmen Strassenpflaster. Ich wollte mich nicht umdrehen, obwohl ich spürte, dass der Schatten immer näher kam. Ich versuchte zu laufen, konnte es aber nicht. Ich blieb unvermittelt starr stehen. Bevor ich mich wehren konnte/hätte wehren können, spürte ich die Spitze eines Messer im Rücken und eine sanfte Stimme:-Bewegen Sie sich nicht, oder ich steche zu.
Ohne den Kopf zu bewegen fragte ich:
„Was willst Du?“
„Ihre Augen, Sr.“, antwortete die sanfte Stimme, fast bedauernd.
-Meine Augen? – Wozu werden sie dir nützlich sein? Schau mal,…. ich habe hier ein bisschen Geld. Es ist nicht viel. Ich gebe dir alles, was ich besitze, wenn du mich gehen lässt. Du wirst/solltest mich nicht töten.
– Sie brauchen keine Angst zu haben, mein Herr. Ich werde Sie nicht töten. Ich werde Ihnen nur die Augen herausnehmen.
– Aber für was willst du meine Augen?
– Es ist ein Einfall meiner Braut. Sie möchte einen Strauß mit blauen Augen und hier in der Gegend gibt es wenige, die sie haben.
– Meine Augen nützen dir nichts. Sie sind nicht Blau sondern Gelb.
– Eh mein Herr, Sie wollen mich doch nicht hereinlegen. Ich weiß genau, dass du Blaue hast.
– Einem Christen nimmt man die Augen nicht auf diese Weise heraus. Ich werde dir etwas anderes geben.
– Zieren Sie sich doch nicht so, sagte er mit Härte zu mir. Drehen Sie sich um.Ich drehte mich um. Er war klein und zart. Der Palmenstrohhut bedeckte das halbe Gesicht. Im rechten Arm hielt er ein Buschmesser,
das durch das Mondlicht blitzte.„Beleuchten Sie das Gesicht!“
Ich entzündete (hier fehlt im span. Text das Wort „fosforo“ stelle ich grad fest) ein Streichholz und hielt die Flamme ans Gesicht. Der Schein liess mich die Augen zukneifen. Mit fester Hand weitete er meine Augenlider. Er konnte nicht genau sehen/es nicht gut sehen. Er stellte sich auf die Zehenspitzen und betrachtete mich intensiv. Die Flamme verbrannte mir die Finger. Ich warf sie weg/das Streichholz weg.
Einen Augenblick verharrte er in Schweigen.„Hab ich dich überzeugt? Sie sind nicht blau“
„Ah, wie geschickt/hinterlistig Sie doch sind“, antwortete er, „ Mal schauen, zünden Sie noch eines an.“Ich entzündete ein weiteres Streichholz und näherte es meinen Augen. Er zog mich am Ärmel und befahl:
„Knien Sie nieder!“
Ich kniete nieder. Mit einer Hand nahm er mich beim Haar und zog meinen Kopf nach hinten. Er beugte sich über mich, neugierig und bedrohlich/angespannt, während er das Hackmesser/die Machete langsam nach unten gleiten liess bis es meine Lider berührte. Ich schloss die Augen.
-Öffnen Sie sie!, befahl er.
Ich öffnete die Augen. Die kleine Flamme versengte meine Wimpern. Ich machte mich los/ ich befreite mich.
– Nun, die sind nicht blau, mein Herr. Entschuldigen Sie.
Und er verschwand. Ich stützte mich, den Kopf zwischen den Händen, auf die Mauer. Dann richtete ich mich auf. Stolpernd, stürzend und mich (wieder) erhebend rannte ich eine Stunde durch das menschenleere Dorf. Als ich am Marktplatz ankam, sah ich den Besitzer des Gasthauses, der immer noch vor der Tür saß.
Ich ging hinein ohne etwas zu sagen. Am nächsten Tag floh ich vor diesem Dorf.Ende
2. Oktober 2009 um 16:28 Uhr #761275uliTeilnehmerDanke für die Zusammenfassung, Liana
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