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El comercio justo – una buena idea?
Diálogo

Pablo y Ricardo se encuentran en un café para tomar algo. Al leer / Cuando leen la carta se dan cuenta de que en este café sólo se sirve café de comercio justo. Pablo reacciona entusiasmado ante esta novedad y desea (quiere) pedir algo, pero Ricardo frunce el ceño. Poco después se desencadena una disputa enérgica sobre los pros y los contras del comercio justo:

Ricardo : No soy millonario, 4,00 euros para una taza de café es claramente demasiado caro para mí.
Pablo: Siempre pasa / ocurre lo mismo. ¡No vayas permanentemente a tu rollo! El comercio justo es una buena idea para ayudar a los agricultores perjudicados de los países del hemisferio sur y para mitigar la pobreza.
Ricardo: Hay gente que malemplea su dinero y llega a dilapidar enormes fortunas. Pero yo tengo (toda) una familia que mantener y si derrochara mi dinero para ayudar a los agricultores, mi familia se llevaría la peor parte. No creo que los trabajadores en los plantaciones de café sean ricos, pero tendrán / tienen lo suficiente para vivir.
Pablo(colérico): ¡Vaya opinión errónea! Muchos viven a nivel de subsistencia y dependen de un precio justo. Por eso es imprescindible que tú te superes y comprendas que es tu deber dar una parte de tu riqueza.
Ricardo: Quizá tengas razón. Bien es verdad que no puedo comparar mi situación con la miseria de los labradores. No obstante no estoy convencido / tengo el convencimiento / la persuasión de que el comercio justo cumple su finalidad…
Pablo: ¿Qué? No comprendo tu punto de vista. Para mí es obvio / palpa que un precio justo fomenta la protección social y la autarquía de los trabajadores, también ocasiona más justicia en el comercio internacional y garantiza un desarrollo sostenible. En este caso la transparencia juega un papel importante.
Ricardo: ¡Totalmente de acuerdo! La transparencia es lo esencial. Pero el sistema del comercio justo es tan transparente como una elección del papa. Por ejemplo “Costa Coffee“ ofreció un café del comercio justo por 10 centavos más (caro) que un café convencional. Eso sugirió a los clientes que el agricultor recibiría la diferencia de precios, pero en realidad las rentas excedentarias solamente ascendieron un ½ centavo por taza. Quiere decir que la mayoría de tu limosna se pierde a medio camino.
Pablo: No había mirado el asunto desde esta perspectiva. Sin embargo no pienso que sea una razón para boicotear un precio justo, porque ½ centavo es una ayuda también – algo es algo. El comercio justo se empeña por una prohibición del trabajo infantil y quiere conseguir la igualdad de derechos para las mujeres. Además la agricultura ecológica es fomentado. ¿ Comprendes que un precio prefijo puede asegurar la subsistencia y la producción justo de los agricultores de café?
Ricardo: Yo lo veo de otro modo. ¡Escúchame bien! Si hay un precio que es garantizado, entonces ese sirve de estímulo para los agricultores de producir más y más _ café, porque no es de temer que el precio descienda. De esto se deduce que hay una sobreproducción que es la razón original por la pobreza de los agricultores de café. El comercio justo ha perdido de vista sus destinos y ideales.
Pablo: ¡Uf! El tema es más complejo de lo que creía. A pesar de todo compraré el café por 4,00 euros, porque estoy convencido de hacerlo bien.
Ricardo: Perdona pero estás equivocado. Yo he perdido la confianza en el comercio justo.